Espectáculo pirotécnico de calle en el que unos demonios invaden una plaza, una calle o un barrio y, rodeados de pólvora, percusión y luces conquistan los edificios más emblemáticos del lugar para proclamar el reino del infierno.
El actor se erige en un maestro de ceremonias que, a través de la borrachera de fuego y la sensación de caos organizado, proclama la necesidad de convertir la calle en el espacio público de todo el mundo
Una historia de sensaciones opuestas, de atracción y miedo, con la que se muestra la necesidad que tenemos los humanos de estar juntos mediante los ancianos mecanismos de la fiesta profunda.
Este espectáculo sigue recorriendo el mundo a petición de ciudades y festivales y puede llegar a congregar a miles de personas. El récord lo posee la representación de Bogotá del 2 de abril de 1988 que consiguió reunir a 100.000 personas.
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Estreno
1 de marzo de 1981. Venecia (Italia)